El desarrollo y mantenimiento de masa muscular puede desempeñar un papel importante en la prevención de la diabetes. Cuando tenemos más masa muscular, nuestro cuerpo se vuelve más eficiente en el uso de la glucosa, el azúcar en la sangre que es la principal fuente de energía para nuestras células. El tejido muscular actúa como un “depósito” para la glucosa, ayudando a regular los niveles de azúcar en la sangre y a prevenir picos y caídas bruscas. Además, el ejercicio físico regular, especialmente el entrenamiento de fuerza, promueve la sensibilidad a la insulina, una hormona que facilita el transporte de la glucosa hacia las células, lo que resulta en un mejor control de los niveles de azúcar en la sangre.
La construcción de masa muscular también está relacionada con la reducción de la grasa corporal, otro factor de riesgo importante para el desarrollo de la diabetes. El tejido adiposo, especialmente el exceso de grasa abdominal, se asocia con la resistencia a la insulina y la inflamación crónica, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Al aumentar nuestra masa muscular y reducir el porcentaje de grasa corporal, podemos mejorar nuestra sensibilidad a la insulina y reducir la carga sobre el sistema de regulación del azúcar en la sangre. Además, el ejercicio y el desarrollo muscular tienen otros beneficios, como el aumento del metabolismo basal, lo que significa que nuestro cuerpo quema más calorías en reposo, lo que también puede ayudar en el mantenimiento de un peso saludable y en la prevención de la obesidad, otro factor de riesgo para la diabetes.